domingo, 12 de fevereiro de 2017

Insólito aviso aos médicos ingleses: não é apropriado chamar mães às «pessoas» grávidas...


Ésta es la foto que ilustra el apartado de Maternidad en la guía
que determina cómo deben hablar los médicos británicos.

ReligiõnenLibertad, 11 de Fevereiro de 2017

La Asociación Médica Británica (BMA por sus siglas en inglés) ha facilitado a sus 160 000 médicos afiliados  un manual de lenguaje en el lugar de trabajo según los patrones de la ideología de género. El documento, titulado Una guía a la comunicación efectiva: lenguaje inclusivo en el lugar de trabajo, enumera una serie de situaciones en las que la neolengua de género puede ser «más conveniente» que el lenguaje normal.

Este aviso llega semanas después de la campaña mediática en torno a Hayden Cross, originaria de Brighton (Inglaterra), quien ha sido presentada como el primer caso en Reino Unido en el que  un «hombre» está embarazado. Nacida como mujer hace veinte años, Hayden es legalmente un hombre y ha interrumpido su tratamiento de cambio de sexo (que incluirá, además de hormonas, la extirpación de pechos y ovarios) para quedarse embarazada con esperma de un donante anónimo y presentarse como un hombre que dará a luz.
 «Seré el mejor papá», afirma.


Hayden Cross ha interrumpido su cambio de sexo
para poder quedarse embarazada.
Manual para la corrección política

La guía, que sustituye a una similar de 2006 incorporándole las nuevas exigencias del lobby LGTBI, recomienda a los doctores  no utilizar el término «madre» para referirse a las mujeres embarazadas  ya que podría herir la sensibilidad de «individuos que han dado a luz y no se identifican como mujeres».


Arriba: la guía ilustra el apartado Embarazo y Maternidad... con la imagen de un hombre.
Abajo, las instrucciones concretas: «No diga madre, diga gente embarazada».
En el manual de la BMA se rechazan también los términos de «niño» o «niña» para los recién nacidos por ser «reduccionistas» y «simplificar un problema que es más complejo de lo que parece». Además, critica el referirse al «sexo biológico» del recién nacido y recomiendan sustituirlo por «nacido o designado niño o niña».

Otra sección reprueba duramente  el «centrismo masculino» a la  hora de referirse a los apellidos de las familias y propone consultar el «nombre familiar»  para no utilizar por sistema el apellido del padre. También recomienda eliminar de los formularios «patrones jerárquicos» como «Prof», «Dr», «Mr», «Mrs» o «Miss».

La BMA ha explica la publicación de este  manual en el prólogo: «Esta guía promueve la buena comunicación por medio de un uso del lenguaje  que muestre respeto y sensibilidad a todos. La elección de las palabras adecuadas hace una gran contribuión a la celebración de la diversidad».

Medida  discutida

Según informa el
 Daily Mail, monseñor Philip Egan, obispo católico de Portsmouth ha calificado el manual de la BMA como una medida «orwelliana» por ser «un ejemplo de control del pensamiento por medio del lenguaje».

Algunas activistas feministas británicas como la periodista Julie Bindel han criticado también esta recomendación de la BMA calificándola como «el último asalto del lobby transexual contra la feminidad». Bindel denuncia que en Estados Unidos ya se emplean términos como «agujero frontal» en vez de vagina o «ventana del nacimiento» en vez de cesárea para evitar ofender a los transexuales.


La feminista Julie Blindel, conocida en el Reino Unido por sus campañas contra la violencia doméstica, es contundente en el Daily Mail al oponerse a esta imposición lingüística: «No es soprendente que muchas mujeres estén hartas de que se desfigure su identidad hasta el punto de que se nos considere transfóbicas por utilizar el lenguaje correcto para describir nuestro sistema reproductivo».
Sin embargo, el colectivo LGTB está muy a favor de este documento. Heather Ashton, miembro de un grupo de apoyo a los transexuales, manifiesta que «sabemos que las mujeres biológicas se quedan embarazadas, pero los transexuales también».

Un nuevo paradigma

La ideología de género avanza a pasos agigantados en la sociedad británica. Muchas asociaciones que apoyan al colectivo LGTB reciben además fondos públicos para mantener su labor. Estas ayudas incluyen 50 000 libras otorgadas a la universidad de Sheffield Hallam para realizar un estudio sobre los «símbolos discriminatorios  de los baños públicos».


Las nuevos símbolos transexuales ya forman parte del mobiliario urbano de la ciudad
en lugares tan importantes como Trafalgar Square.
La BMA ha respondido a las críticas recibidas por este manual insistiendo en que «esta guía va dirigida a los trabajadores de la BMA».





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