El PSOE pone en marcha su maquinaria para preparar una ofensiva sobre la eutanasia. La reciente aprobación en Andalucía del Anteproyecto de Ley de la Dignidad de la Persona en el trámite de su muerte y el debate jurídico, social y político que tendrá lugar en el Parlamento de Cataluña sobre la eutanasia activa y el suicidio, son iniciativas que ha apoyado el partido socialista en dos de sus feudos políticos más destacados -Andalucía y Cataluña-.
El Parlamento de Andalucía aprobó la semana pasada el `Anteproyecto de Ley de derechos y garantías de la dignidad de la persona en el proceso de la muerte', una ley que ha sido presentada como una iniciativa que dará cobertura legal, además de la asistencial en la Sanidad pública, a los pacientes en estado terminal que opten por interrumpir los tratamientos que los mantienen con vida.
Por otro lado, recientemente el Parlamento de Cataluña ha aprobado en el pleno la apertura de un debate social, político y jurídico sobre la eutanasia activa y sobre el suicidio; un debate que puede culmina en las reformas legales necesarias para que ambas prácticas dejen de ser penalizadas.
Antonio Robles afirma en un artículo de opinión en El Mundo del pasado domingo, 21 de junio, que el debate es "un nuevo paso hacia el respeto a la voluntad y la libertad de todo ser humano a vivir y morir con dignidad".
"Cada vez hay un mayor número de personas, en su mayor parte ancianas, con cada vez menos calidad de vida, torturadas en sus últimos días por un falso sentido del amor", afirma Robles que considera que "hoy ya no tememos a la muerte", como sí a "permanecer indefinidamente muertos en vida".
El diputado, que ha abandonado la disciplina de Ciutadans, sostiene que "el valor supremo de la vida es precisamente lo que nos obliga a replantearnos si tal valor supremo se convierte en indigno cuando alarga el sufrimiento de un ser humano al que sólo le resta morir".
Las dos iniciativas gestadas por los Gobiernos autonómicos catalán y andaluz son una preparación del terreno para que el Gobierno socialista, si lo considera oportuno, fabrique una ley sobre la eutanasia a pesar de que no estuviera en su programa electoral como ha sucedido con la del aborto.
`Sedación terminal' para recién nacidos
Por otro lado, el Observatorio de Bioética y Derecho (OBD) -una institución ligada a la Universidad de Barcelona dependiente del Ayuntamiento que gestiona el grupo socialista- se ha declarado recientemente partidario de aplicar lo que ha llamado "sedación terminal" -otra forma de llamar a la eutanasia- para los casos de neonatos con una "dolencia incurable".
En el documento, que pretende cubrir un vacío existente, se pide que se considere una "buena práctica" limitar los esfuerzos terapéuticos en grandes prematuros -niños menores de 28 semanas de gestación- o en bebés nacidos con enfermedades graves que hacen difícil la viabilidad de su supervivencia.
El Observatorio cree que se trataría "de no prolongar una situación sin salida", y añade: "Lo contrario supondría caer en la obstinación terapéutica".
La directora del OBD, María Casado, a pesar de reconocer que es una cuestión "conflictiva", opina que debería haber un protocolo de actuación para que no se tomen decisiones "en caliente". El documento sostiene que "son niños que si sobreviven pueden sufrir secuelas que pueden significar una condena de por vida".
La paradoja de la ciencia y la vida
Esta situación produce una paradoja: en nombre de la ciencia se preconiza la muerte. Se incide en que la tecnología permite salvar vidas y luego se argumenta que estas vidas no merecen ser vividas.
En otros tiempos en los que la ciencia no estaba tan avanzada, se trataba de salvar a los enfermos con los medios con los que se disponía, y los recién nacidos morían porque no podían salvarse, de ahí que las madres tuvieran numerosos partos. En la actualidad, ahora que podemos salvar muchos bebés gracias a los avances tecnológicos, primero se les salva y luego se les practica la eutanasia.
En el fondo esta tendencia esconde una filosofía eugenésica en la que existen vidas humanas sobre las que un tercero judica si merece la pena ser vividas y juzga si esa vida es digna. Se niega el derecho a decidir libremente sobre si se quiere vivir o no.
Juan Francisco Jiménez Jacinto
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